La Henna es el cosmético natural más utilizado de la historia, hasta las egipcias lo utilizaban, y como siempre soy la última en enterarme de todo, aquí me veo, buscando información y leyendo muchísimo sobre el tema, por que acaban de crear a un monstruo.
Y es que resulta que la henna, a parte de para esos tatuajes que a veces hemos visto en las manos, también sirve para ponerlo en el pelo. Y no solo para teñírtelo de forma natural, sino para tener un pelazo que lo flipas. Empieza a crecerte muy sano, fuerte y ¡a toda leche! repara puntas estropeadas y le da un volumen y un cuerpo espectaculares. O al menos eso dicen todos...
Por lo que se, la henna pura es la llamada Lawsonia Inermis. Cuando la compras en el herbolario viene en una bolsita dentro de una cajita, (al menos la que yo he comprado que es de la marca Radhe Shyam). Es un polvo verde con un olor muy particular. La auténtica solo tiñe gamas rojizas. Para conseguir rubios o morenos hay que echar otras hierbas... ya investigaremos.
La preparación se hace con utensilios de madera o plástico, ya que el metal lo estropea.
Hay que mezclarla con agua caliente y zumo de limón hasta conseguir una pasta como para crepes. Se tiene que dejar macerar unas 5 horas a temperatura ambiente.
Se extiende bastante mal por todo el pelo por lo que he oído. Hay que ir cogiendo mechones e ir extendiendo la mezcla con unos guantes puestos, se envuelve en film transparente y se deja reposar en la cabeza durante 4 o 5 horas, después de ese tiempo hay que aclarar el pelo muy bien y lavarlo.
Así que ya puedes tener la tarde libre para dedicarla a esto...
Tengo limones, y tengo Henna, así que... empieza la aventura. Próximamente os dejaré fotos del antes y del después, teniendo en cuenta que tengo mis 5cm de raíz con mi color natural y el resto es teñido de un castaño medio cobrizo.
Besitos estrellados.
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